Querido hermano de la Tierra,
Te habla un Ser Estelar, que te ama infinitamente.
Hoy quiero hablarte de un tema muy importante para la evolución de cada ser: la abundancia.
La abundancia es una característica divina y es parte de lo que eres. Y es hora de reclamar tu abundancia en todos los niveles.
Y te explicaré cómo.
Durante muchas vidas, los seres humanos creyeron que no tenían derecho a lo mejor de la vida. Que tenían que luchar, para conseguir lo que querían o simplemente para seguir vivos!
Todas estas creencias son falsas y fueron (y son) parte de un plan para subyugar y esclavizar a los seres. Porque todo lo que se centra en el miedo, la escasez y la lucha tiene como objetivo esclavizar y robar la libertad y la conexión divina de un ser.
Afortunadamente, todas estas son ilusiones que no tienen nada que ver con la verdadera naturaleza del ser, que es ¡Abundancia infinita!
Cuando Dios nos creó, nos creó a todos perfectos, sublimes, infinitamente capaces, llenos de talentos, recursos y capacidades para crear cualquier cosa o realidad que quisiéramos. ¡Y estas características que tenemos desde nuestra creación divina continúan existiendo!
Ni siquiera es necesario que hagamos algo diferente para merecerlas, o ganarlas, o alcanzar algún nivel especial donde nos sea posible recibir lo que queremos o necesitamos. La verdad es que todo esto nos pertenece, ¡para siempre!
¡A veces solo necesitamos recordar quiénes somos y de qué somos capaces!
Y cuando no podemos hacerlo solos, es bueno que aparezca alguien que nos ayude a recordarlo.
Entonces, ¿cómo recordamos? Simple: pensando en estas verdades todos los días y dejando que hagan su trabajo dentro de nosotros.
"Conoce la verdad y serás libre".
Esta fue una de las frases más importantes jamás dichas y sigue siendo válida.
Conocer la verdad es recordar quiénes somos.
Recordar que ya somos divinos, infinitos, puros, perfectos y eternos.
Lo único que necesita curación es la mente, separada, eludida, engañada por el ego.
¡Recuérdarle a esa mente quiénes somos realmente, este es el gran viaje de sanación, liberación, ascensión, verdad, alegría!
El verdadero gozo proviene de recordar quiénes somos y de lo que somos capaces.
La verdadera alegría proviene de esta conexión interna con nuestra esencia divina eterna, con nuestras capacidades innatas para crear todo lo que podamos desear, necesitar o pensar que nos falta.
Vivir no es luchar por conseguir lo que todavía no tenemos.
Vivir es una expresión constante, pura, eterna, perfecta y continua de todo lo que somos, que sentimos, que capturamos de lo Divino, de todo lo que queremos manifestar.
Vivir con propósito es darle a la Existencia la maravillosa oportunidad de disfrutar de nuestras creaciones, inventos, contribuciones para que todos y el Todo puedan continuar su expansión en alegría, libertad, amor, paz.
¡Esto es vivir en abundancia!
¿Alguna vez has pensado en esto?
¿Cómo te sientes cuando lees o escuchas estas palabras?
Cuando te sientes bien, sonriendo por dentro, en paz con lo que recibes ahora, ya estás expandiendo ese sentimiento de abundancia dentro de ti, que se reflejará a tu alrededor.
Confía en los sentimientos internos de abundancia, amor, paz, gratitud, aprecio. ¡Porque es a través de ellos que la vida te comunica lo que te tiene reservado, para verte cada vez más feliz, libre, ligero y entusiasta contigo mism@ y con la vida misma!
Te invito a pensar en estas ideas y a ponerlas en práctica dentro de ti, recordando más a menudo quién eres y la Abundancia Infinita que es legítimamente tuya.
Es hora de empezar a vivir en otro nivel de ligereza, encanto, maravilla y libertad. Porque así fue y así es como Dios quiere que vivas: ¡eterna e infinitamente feliz!
Te deseo un mes espléndido, en compañía de todos y todo lo que amas y recordando quién eres y que nunca estás solo, porque siempre hay miles de seres en varias dimensiones, que te aman, te apoyan, te guían y te enseñan el camino de innumerables formas.
¡Queda atento!
¡Y ámate, como te mereces!
En luz, amor y alegría,
Yo Soy Saint Germain
Mensaje canalizado el 1 de octubre de 2020
por João Carlos Paliteiro